lunes, 3 de noviembre de 2014


Los muchos rostros de Drácula, el príncipe de las tinieblas


Cuenta un viejo y maltrecho diario que en un remoto lugar de los Cárpatos es posible 

encontrar un inmenso castillo en ruinas de almenas desmoronadas. Aunque ningún 

resplandor ilumina sus ventanas, la fortaleza no está en absoluto desierta. La habita "un 

hombre alto y viejo, de cara afeitada, aunque con un gran bigote blanco, y vestido de negro 

de pies a cabeza, sin una nota de color en todo él". Son palabras del joven abogado 

Jonathan Harker, quien durante un tiempo fue "invitado" en las dependencias del citado 

anciano. Sus textos, junto a otros (incluido el diario de su prometida Mina Murray) forjaron 

el mito de ese hombre de palidez extraordinaria, piel fría, nariz aguileña y dientes afilados 

conocido como conde Drácula. Tras todos ellos —Harker, Murray y el propio Drácula— se 

esconde una figura aún más imponente, la de su creador, el escritor irlandés Bram Stoker, 

que con un estilo epistolar construyó la que hoy está considerada como una de las grandes 

obras de la literatura universal, Drácula. Fue esta soberbia novela de terror de 1897 la que 

convirtió al vampiro en una criatura recurrente de la cultura popular moderna. Basándose 

en el folclore y las supersticiones, Stoker definió sus atributos, lo rodeó de una potente 

imaginería (ataúdes, sangre, ajos, crucifijos, lobos, murciélagos...) e hizo de él un icono 

que desde entonces ha sido readaptado en infinidad de ocasiones en medios tan dispares 

como el cine, el cómic o los videojuegos. Bram Stoker creó un icono que ha inspirado 

cientos de versiones en cine, cómics y videojuegos La última de esas adaptaciones, la 

película Drácula. La leyenda jamás contada, no constituye una nueva versión de la célebre 

novela sino que toma al personaje real en el que se inspiró Stoker para crear a Drácula, el 

príncipe de Valaquia conocido como Vlad el Empalador, e imagina para él unos orígenes 

ficticios mezcla de fantasía y hechos históricos. Esta cinta es tan sólo una más de las 

muchas inspiradas en un personaje que, a pesar de haber nacido en el ámbito de la 

literatura, ha visto como su imagen se forjaba y popularizaba gracias al cine, desde el 

Nosferatu de 1922 (Murnau no logró hacerse con los derechos de la historia original y le 

cambió el nombre al vampiro) hasta las recordadas encarnaciones de Béla Lugosi y 

Christopher Lee o los más comerciales largometrajes centrados en Blade y Van Helsing. 

Pero es la película Drácula de Bram Stoker (1992), dirigida por Francis Ford Coppola, la 

que está considerada como mejor y más fiel adaptación de la novela. En esta ocasión, el 

honor de interpretar al mítico vampiro recayó en Gary Oldman, quien asumió el rol de 

Drácula como terrorífico anciano y también como romántico y joven seductor. El filme ganó 

tres de los cuatro premios Oscar a los que estaba nominado (Mejor diseño de 

vestuario, Mejor Maquillaje y Mejor edición de sonido). Pero no todas las versiones del 

conde están relacionadas con el terror y la oscuridad. Drácula ha sido también inspiración 

para multitud de comedias, películas como Amor al primer mordisco (1979), Drácula, un 

muerto muy contento y feliz (la versión de Leslie Nielsen, que vio la luz en 1995) y la 

española Brácula (1997), protagonizada por Chiquito de la Calzada. En teatro, televisión, 

cómics y videojuegos El personaje no tardó en llegar a los escenarios. Hamilton Deane 

realizó una adaptación teatral de la obra de Stoker que se estrenó en 1924 en Londres, 

en 1927 en Broadway y después en Nueva York y otras ciudades. Esta representación 

sirvió de referencia para muchas de las películas posteriores. Desde entoneces y hasta el 

día de hoy se han realizado numerosas adaptaciones, incluso algunas musicales. Hay 

encarnaciones de Drácula dirigidas a los niños, como el Conde Draco de 'Barrio 

Sésamo'En televisión, las versiones y guiños se disparan con referencias e incluso 

apariciones del personaje en casi todas las series imaginables en las que se incluye algún 

elemento sobrenatural (Doctor Who, Hércules: Sus viajes legendarios, Buffy cazavampiros, 

Los Simpson...). El año pasado, la NBC intentó alcanzar el éxito con una serie centrada en 

el personaje, pero el Drácula interpretado por Jonathan Rhys-Meyers no cuajó y todo 

quedó en una única temporada. Hay incluso algunas encarnaciones de Drácula dirigidas a 

los niños, como el Conde Duckula o el Conde Draco (Count von Count) de Barrio Sésamo, 

obsesionado con contar todo lo que pasaba por sus manos. En cuanto al mundo de las 

viñetas, el chupasangre aparece como villano en muchos de los cómics de Marvel y es 

enemigo de Batman en varias historietas publicadas por DC Comics. También ha tenido 


muchas apariciones en videojuegos, pero pocas afortunadas. De hecho, su papel más 

memorable en este medio lo tiene en una saga que ni siquiera lleva su nombre, 

Castlevania, que narra la lucha de varias generaciones de cazavampiros contra el príncipe 

de las tienieblas. La moda de los vampiros De vuelta a la literatura, Drácula también ha 

sido durante décadas un referente y ha dado pie a multitud de obras centradas en su figura 

o tramas sobre vampiros en general. Entre las obras más destacadas se encuentra la saga 

Crónicas vampíricas, una serie de novelas que Anne Rice comenzó a publicar en 1976 con 

Entrevista con el vampiro, donde la autora abrió una nueva vía en el género humanizando 

la criatura. En El misterio de Salem's Lot, Stephen King traslada al vampiro tradicional a 

la sociedad contemporánea mientras que Sueño del Fevre, de George R.R. Martin, 

traslada la acción a un lugar insólito, un barco de vapor en el río Misisipi a mediados del 

siglo XIX. En la aclamada Déjame entrar, el autor sueco John Ajvide Lindqvist aprovecha 

una historia de amistad infantil entre un niño y un vampiro para ahondar en la soledad y 

desconcierto de la criatura. La cinta fue llevada a la gran pantalla en dos ocasiones (la 

original sueca y su remake estadounidense), ambas con buena acogida de crítica y 

público. Sin embargo, la novela de vampiros más popular de los últimos años poco tiene 

que ver con el Drácula original. Crepúsculo y sus continuaciones, de la escritora 

estadounidense Stephenie Meyer, han redefinido la imagen del vampiro, poniendo más 

énfasis en el componente romántico y haciéndo a estos seres más jóvenes y atractivos 

para el público adolescente, especialmente para las chicas. El bestseller tuvo su 

correspondiente adaptación a la gran pantalla, donde repitió éxito.

2 comentarios:

  1. Que interesante tu blog.
    Ademas en estos días aveces ya no es tan fácil saber de estos o algunas veces se toman como seres fantásticos.
    Pero genial tu muy bien =)

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  2. Me dan miedo los vampiros jajaja pero lo explicaste de diferente manera y eso lo hace interesante. }

    Bien Mai freenn :)

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